Los clientes ya no se conforman con comer bien, lo que buscan es vivir una experiencia que le llegue al alma, y eso se puede conseguir gracias a la neurogastronomía.
La investigación científica confirma que cualquier estímulo sensorial en un establecimiento impacta directamente en la percepción del sabor.
Para asegurar que los clientes disfrutan de una experiencia inolvidable se debe tener en cuenta:
El olfato es el sentido más vinculado al sabor, más que el gusto.
Como especialista en sensorialidad, se aplica la neuropsicología aromática en la gastronomía, con un enfoque centrado en el impacto emocional de las moléculas aromáticas. El énfasis recae en la creación de sinergias aromáticas personalizadas para evocar emociones específicas durante eventos gastronómicos.
Siempre se consideran valores como la sostenibilidad y el respeto hacia la naturaleza en el desarrollo de estas sinergias aromáticas.
Estas creaciones, diseñadas para cada plato, van más allá de la simple ambientación de una sala, buscando despertar la emoción que el chef desea transmitir y asegurando la armonía con los ingredientes.
Este planteamiento único convierte la neuropsicología aromática en una herramienta fascinante con aplicaciones tanto en alta cocina como en contextos orientados a la salud y el bienestar.
